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Cine y educación / Sin comillas… ¡Es CINE!
Una película… diferente y real, pero sin moralinas. Un proceso de construción compartido desde unha mirada cinematográfica.
Su cortometraje: Calcetin(e)s
Amor e intriga mientras trabajaban
Brais trabaja fabricando bisagras en Lamastelle pero un día… les notifican que tienen que empezar a fabricar las ruedas para las puertas de corredera.
El cambio trae a Brais trágicos recuerdos así que pide el traslado a otra área. Y lo mandan a la cocina. Desconoce el trabajo y no consigue adaptarse hasta que un día, agobiado por la situación, tiene un accidente y el último que ve antes de perder la consciencia fueron unos preciosos calcetines. Pero nada es lo que parece…
Bolos: diversión y cansancio
Entre los diferentes bolos de presentación de su corto, destacan dos muy especiales:
- El viaje a Cangas, invitados por el actor Miguel Ángel Blanco, Mighello para los amigos.
- La fiesta que organizaon un 14 de febrero en el Teatro Colón de A Coruña para celebrar el día de los enamorados.
En Cangas
Era ya de noche cuando sacamos la foto, y es que fue un día muy completo.
El viaje era largo (dos horas y media), los protas estaban muy animados y, claro, el resto nos sumamos a la alegría. La gente que asistió al pase fue encantadora, rieron durante toda la proyección y, una vez terminada, los cinco de Calcetin(y)s dieron renta suelta a su verborrea.
Les preguntaron sobre el trabajo realizado, lo que aprendieron, que fue el más difícil?, y ellos, entre respuestas, también iban contando más cosas y llegaron a Máscaras. Quieren hacer más películas.
Así es que llegamos de madrugada! Vaya cuadrilla!
Muchísimas gracias a Mighello Blanco y a su Manantial, así como a toda la gente que nos acompañó.
La fiesta de los enamorados
Querían algo especial y lo consiguieron. Pero esta vez, además, fueron auténticos anfitriones de la fiesta, sorteo de regarlos incluido.
Y también tuvieron sorpresa, un saudo muy especial que los sorprendió en la pantalla…
Album de Flickr
La trastienda del corto... y la película
Porque la película seguía...
11 de maio de 2011: estreno a lo grande de Calcetin(e)s
Emocion-es, nunca mejor dicho y, además, tuvo todos los ingredientes de una superproducción, incluido Murphy, que sobrevolaba amenazador hasta el minuto cero (y un poquito más) pero eligió otro destino para aterrizar.
Las pequeñas grandes cosas se habían ido resolviendo pero hubo dos que nos mantuvieron en vilo hasta el último minuto. Por una parte Manolo, el protagonista, que llevaba dos días con fiebre sin poder ir a trabajar y hasta las seis de la tarde (se estrenaba a la siete) no sabíamos se podría venir.
Y por otro ciertos problemillas técnicos que nos tuvo esperando por Iago, el dire, mientras la entrada de la Fundación Caixa Galicia se iba llenando de expectante impaciencia. Aunque hay que reconocer que contribuía al contexto de carisma y profesionalidad.
Como le contaba a un amigo, fue emocionante… ¡todo!: la presentación que hicieron los propios protagonistas, el corto, las reacciones, los aplausos, las risas, las sorpresas… por el medio y al final. También las fotos con la prensa (que esperaron por nosotros a pesar de los electorialistas agobios de estos días), los paseillos en plan alfombre roja… Terminó con ovación en pie. ¡Fue magnífico!
Era a su vida real porque estreaban su corto de ficción, pero estaban protagonizando su película.
200 presentes ni se enteraron de que se estaba grabando una peli
¿En que álbum hay que colocar esta fotografía?
"Estar en el espacio público" también es poder competir
Limitaciones, barreras… y oportunidades
Rodeados de servicios de inercia, se nos olvida que ese giro que tanto invocamos no consiste en la emergencia de nuevos roles sociales y prácticas en “recursos humanos”. No en hacer cosas “para las personas” SINO con las personas. Pero, ¿lo hacemos?
Aunque la palabra competir se cargó de connotaciones negativas, en el mundo real se compite, incluso (o sobre todo) con nosotros mismos. Porque, ¿no es eso lo que significa “tener un sueño”?
Nos quejamos de este mundo tan competitivo pero nos encantan hablar de “competencias”, que no es otra cosa que la capacidad para realizar un trabajo o desempeñar una función de modo adecuado. Es decir, lo que necesitamos para que otra persona no se nos adelante en aquello que perseguimos. ¿No es eso competir?
A veces el discurso de los valores peca de egocentrismo y hiperreflexividad. Las buenas intenciones son fáciles de confundir con burbujas de proteccionismo, la peor de las barreras porque condenan a una vida preescrita de antemano.
El lenguaje de los valores y los derechos necesita una sacudida. Cuando nos involucramos para eliminar la contaminación de los ríos, por ejemplo, estamos compitiendo con las intenciones de quien los contamina. Quizá no consigamos nuestro objetivo, pero eso es Vivir.
La vida plena lo es porque lleva riesgo, incertidumbre, aventura, pasión, ilusión, curiosidad… ¿Qué peor nos puede pasar que no tener sueños y luego intentar cumplirlos? Aunque no los logremos.
Los protagonistas de Calcetin(y)s decidieron salir al mundo y competir, por eso fueron candidatos a los Premios Maestro Mateo. Decíamos entonces
estar en el espacio público, quitar las comillas, es atreverse con el mundo que se desarrolla más allá de los “circuitos especiales”: es cine y como tal entra a competir en la categoría de cortos en los Premios Maestro Mateo de la Academia Gallega del Audiovisual
No ganaron, no ganamos, pero ahí queda constancia en el Anuario. Quizá las oportunidades de premio fueran mayores en esos otros circuitos pero es que las burbujas son tan incómodas… Y el mundo tiene tanto por explorar... Estar ahí, conquistar esa doble página, ya es una victoria.